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Una historia de Wallbember (0)

El anciano mago Ramda sujetaba su bastón con firmeza para ayudarse a avanzar. Las personas que se cruzaba en el camino le miraban con una mezcla de respeto y curiosidad, mientras que él no parecía darse cuenta al estar ensimismado. Poco a poco seguió andando hacia las afueras de Wallbember, la gran capital en el imperio humano del norte. Desde la entrada de su torre Wallbember se veía pequeña, allí su viejo amigo enano le esperaba junto a la puerta sentado en una butaca pequeña apoyando su cabeza en una gran hacha de doble filo. - Parece mentira el tiempo que ha pasado desde que Wallbember llegó a ser lo que es ahora ... - decía el anciano mago, su rostro parecía indicar una mezcla entre melancolía y felicidad. - Esos tiempos no volverán. ¿Crees que nuevos héroes resurgirán de la talla de los de antaño? - cuestionó el enano. - Glein, seguro que sí. Cada tiempo necesita de personas que luchen por el bien y la justicia. - argumentando esto se daba cuenta de su imporancia, ahora ya tras lo que había sucedido era más fácil entenderlo. - Bueno, ¿para qué me has mandado llamar? ¿qué necesitas de este viejo amigo? - La verdad es que quería darte esto. - sacó "como de la manga" un libro que parecía viejo. - En este libro he narrado todas nuestras aventuras y desventuras. - ¿Todas? ¿Incluso lo de las bailarinas vampiresas? Una carcajada brotó de la boca del anciano a la vez que el enano comenzó a reir. - Bueno, todo todo, digamos que se encuentra lo más importante. - Dicho esto sonrió. - Tómalo, debes llevarlo a la biblioteca de las montañas grises ya que allí sus enseñanzas serán estudiadas. Pero, ¿qué tal si la charla la tenemos mientras tomamos una jarra de cerveza? El enano parecía estar más dispuesto a charlar cuando una jarra de cerveza de triple fermentación se encuentra en la mesa por lo que aceptó al instante. El anciano mago dió un suave golpe con el bastón contra el suelo y la puerta se abrió sin hacer apenas ruido. La estancia no parecía muy distinta a una casa habitual, a ojos de un humano cualquiera. Mientras el enano se hallaba sentado en la mesa el mago trajo una jarra de cerveza y un vaso que contenía un líquido oscuro. - ¿Quieres que te cuente la primera de las historias del libro? Así recordaríamos viejos tiempos. - Claro, Ramda - Veamos... Capítulo 1: El comienzo

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